Parece escucharse mucho acerca de inquietudes ambientales en la actualidad. En gran parte, esto es simplemente el resultado de una mayor conciencia que la que existía en el pasado. Y si bien no hay de qué preocuparse en la mayor parte de las casas, todavía existen varias cuestiones ambientales potenciales con respecto a la vivienda de las cuales los compradores deberían ser conscientes.
La calidad del agua es, probablemente, la preocupación más común y uno de los parámetros que más frecuentemente se somete a pruebas. Por lo general, una prueba básica de calidad del agua analiza el pH, la dureza del agua, la presencia de fluoruro, sodio, hierro y manganeso, además de bacterias como la E. coli (escherichia coli). Además, puede analizarse el agua para detectar la presencia de plomo o arsénico.
En las casas construidas antes de 1978, es posible la presencia de pintura con base de plomo. En general, si la pintura con base de plomo está en buenas condiciones, sin agrietarse ni descascararse, no constituye un peligro. Si las condiciones son peligrosas, es necesario retirar o sellar la pintura de manera de eliminar el peligro.
Otra preocupación ambiental común acerca de las casas es el radón. El radón es un gas radioactivo que se produce por la descomposición natural del uranio en el suelo. Prácticamente en todas las casas hay algo de radón presente y las pruebas pueden determinar si el nivel presente es más alto que el que se considera seguro. Si el nivel es demasiado alto, tendrá que instalarse un sistema de reducción de radón.
En las casas más antiguas, construidas más de 30 años atrás, se utilizaba amianto en muchos tipos de materiales aislantes y otros materiales de construcción. Si el amianto está liberando fibras en el aire, tiene que ser retirado o reparado por un contratista profesional especializado en limpieza de amianto. Pero si el material de amianto está en buen estado y no está liberando fibras, no presenta ningún riesgo y puede dejarse como está.