Hay grietas en los cimientos. Nada estructural. Nada que vaya a amenazar la estabilidad de la casa, pero están allí. Rincones, agrietamientos y agujeros a través de los cuales se filtra una amenaza invisible. A pesar de ser incoloro, inodoro e indetectable por el humano promedio, es la segunda causa de cáncer de pulmón en Estados Unidos, en orden de importancia.

El gas radón (hasta su nombre suena ominoso, evocando imágenes de radiación y devastación nuclear) se libera al descomponerse uranio en el suelo. Luego se filtra a través de cualquier punto de acceso a la casa. Los puntos de entrada más comunes son grietas en los cimientos, caños mal sellados, desagües u otros puntos abiertos. Una vez en la casa, el gas puede acumularse en ciertas áreas (especialmente, sótanos y otras áreas bajas y cerradas) y llegar a niveles peligrosos a lo largo del tiempo. La Agencia de Protección Ambiental del gobierno de Estados Unidos (Environmental Protection Agency - EPA) ha fijado en 4 pCi/l (picocurios por litro) el nivel seguro. Si los humanos se exponen al gas durante varios años, éste puede tener un efecto perjudicial significativo.

¿Cuán generalizado está el problema? El radón se ha detectado en casas de cada uno de los 50 estados. Ciertas zonas son más susceptibles que otras (http://www.epa.gov/radon/zonemap.html), pero ningún lugar es inmune. Las concentraciones de materiales que liberan radón en el suelo pueden ser naturales o producidas por el hombre. Las casas construidas cerca de explotaciones mineras antiguas pueden estar en mayor riesgo. La única manera de determinarlo con seguridad es realizar pruebas en la casa.

Hay dos tipos de pruebas para detectar el radón: las activas y las pasivas. Los dispositivos activos miden permanentemente los niveles de radón en una parte de la casa y muestran los resultados. Los pasivos recogen durante un cierto tiempo muestras que luego son retiradas y analizadas. Cualquiera de los dos métodos puede ayudarlo a determinar su nivel de riesgo. Puede adquirir en distintas tiendas kits para hacerlo usted mismo, que normalmente incluyen dispositivos pasivos. Durante unos días, se deja el dispositivo en el nivel más bajo de la casa que habitualmente esté ocupado. Esto descarta los espacios de escasa profundidad que pueda haber bajo la casa, pero incluye los sótanos, estén terminados o no. Luego, un profesional analiza los resultados. La otra opción es contratar a un profesional idóneo para que realice las pruebas adecuadamente. El sitio Web de la EPA (http://www.epa.gov/radon/manufact.htm) proporciona información sobre cómo hallar los recursos y dispositivos de prueba apropiados.

Si se determina que hay altas concentraciones de radón en su casa, tiene varias opciones. Dado que la presencia de radón es un problema solamente cuando éste se concentra en grandes volúmenes, mejorar la ventilación en el área a menudo es suficiente para solucionar el problema. En otros casos, puede ser necesario limitar la cantidad de radón que entra en la casa sellando u obstruyendo de alguna otra manera los puntos de acceso. También en este caso, debería contratarse a un profesional para asegurar que la entrada de radón esté efectivamente bloqueada. Según la EPA, los sistemas típicos para reducir el nivel de radón pueden costar entre $800 dólares y $2.500 dólares.

Si está por comprar o vender una casa, el radón puede ser un problema importante. Los compradores deberían tomar conciencia del riesgo de radón en la zona y determinar si es conveniente realizar una prueba de presencia de radón. En caso de duda, la EPA siempre recomienda realizar las pruebas. El costo de la prueba puede incorporarse al precio de la casa. Si ya se ha realizado la prueba, asegúrese de que los resultados sean recientes o de que la casa no haya sido renovada significativamente desde la realización de la prueba. Si tiene dudas, haga realizar una nueva prueba. Si está por vender una casa, es una buena idea contar con una prueba reciente de presencia de radón. Adoptando una actitud activa de antemano, puede asegurarles a los potenciales compradores que no existe ningún riesgo, previniendo el problema desde el principio.

Entonces, ya sea que tenga una casa antigua o una nueva, que viva en un viejo pueblo minero o en el medio de la zona de las praderas (the Great Plains), el radón es una realidad. Pero es una realidad con la que podemos vivir. Realizar las pruebas y tomar las medidas de reducción adecuadas puede eliminar la amenaza para la salud que representa el radón. Si desea obtener más información, visite el sitio Web de la EPA dedicado al radón en www.epa.gov/radon.